Te voy a ser sincera, aunque hoy me dedique a esto con mucho amor y compromiso, la psicología no fue mi primera opción. Durante años me convencí de que quería ser ingeniera y hasta empecé a estudiarlo. Me parecía que tenerlo todo claro era lo que se esperaba, pero no fue así y finalmente abandoné esa idea que estuve manteniendo durante tiempo.
Gracias a liberarme de esto y empezar a pensar en qué quería realmente, me fui dando cuenta de algo que los demás siempre habían valorado de mí: la capacidad para observar, mi forma de escuchar con atención, mi curiosidad por entender a las personas más allá de lo que muestran, mi manera de ponerme en su lugar sin juzgar y de ofrecer palabras pensadas a lo que necesitan. Eso que parecía algo “natural”, que me salía sin pensarlo, fue tomando forma… y se convirtió en el camino que de verdad quería recorrer: acompañar y ayudar a otras personas en sus procesos emocionales y personales.
Me interesa comprender tu historia desde dentro, con respeto y cuidado. No creo en soluciones rápidas ni fórmulas mágicas. Creo en construir un vínculo real, desde la honestidad y el cariño.
Me siento muy agradecida por haber conseguido darle forma a algo que siempre ha formado parte de mí, y que hoy sea a lo que me dedico.
Soy valenciana con raíces manchegas, y me siento muy conectada con ese origen familiar que tanto me ha enseñado y que me ha transmitido los valores que hoy en día guían mi vida y mi profesión.
Aunque en mi adolescencia renegaba un poco de la vida familiar, hoy es una de las cosas que más valoro. Mis amigas también son un pilar enorme: las charlas infinitas, las risas, las confesiones… eso me llena el alma.
El cine y la música me han acompañado siempre, y son parte de los momentos más bonitos que comparto con mi pareja — nuestro plan perfecto siempre incluye una buena película o cantar a pleno pulmón canciones que nos identifican y que nos emocionan.
Conecto mucho con las actividades creativas, siempre he disfrutado de bailar, de dibujar, de hacer manualidades… Actualmente, acudir al taller de cerámica se ha convertido en un imprescindible de mi semana. También me encanta probar actividades nuevas, aunque al principio aparezca ese gusanillo que me hace pensármelo un poquito.
Viajar y practicar yoga me conectan mucho con el presente, cosa a la que cada día le doy más importancia.
Lo que me define también guía mi forma de acompañarte. Y eso incluye mis valores más profundos: el respeto, la empatía, la honestidad, el cuidado, la responsabilidad afectiva, la perseverancia, la atención y la libertad. Esto junto con la continua formación, son la mezcla perfecta para poder ayudarte de la forma más completa posible.
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